Como padres intentamos darle lo mejor a nuestros hijos, una buena calidad de vida y los cuidamos al máximo para que estén sanos o se enfermen lo menos posible. Para eso, son muchos los aspectos que tenemos que tener en cuenta en la cotidianeidad. 

Dentro de las tareas principales, nos ocupamos de que cuenten con una alimentación variada y saludable para que no les falte ningún nutriente, pero que a su vez sea agradable para ellos. 

En esta dieta no puede faltar el consumo de agua diario, más allá de que consuman jugos y leche es fundamental que también se hidraten con agua. Sin embargo, no es una tarea sencilla ya que la gran mayoría de los niños prefieren tomar cualquier otro tipo de bebida en lugar de agua, ya que lo suelen ver como “aburrido”. 

Como bien sabemos, alrededor del 75% de nuestro cuerpo está compuesto por agua y al orinar y transpirar perdemos algunos litros a diario. Por ello, es necesario consumir agua para recuperar lo perdido y colaborar con la limpieza de nuestro organismo. 

La cantidad a consumir varía según la edad y el peso de la persona, pero hasta los niños pequeños deben hacerlo. Desde el año y durante toda la infancia deberían tomar aproximadamente un litro, luego va aumentando la cantidad en paralelo con su crecimiento. 

Pero la pregunta es:

¿Cómo hacemos para incorporar esta costumbre en la rutina de nuestros hijos?

1. Incorporar la acción desde su primer año. Es decir, si al niño se le da agua desde pequeño la hará parte de su rutina más fácilmente. 
2. Explicarle lo importante que es tomar agua para la salud y que la sed no la sacan los refrescos, sino el agua. 
3. Comprarle una botella o vaso con bombilla para que lo lleve. Lo recomendable es que sea de algún dibujo animado que le guste o de una temática que elija él. 
4. Hay que predicar con el ejemplo. Los padres somos el vivo ejemplo para nuestros hijos, por lo que si nos ven consumiendo agua es más fácil que también lo hagan.